No apoyes tus manos en mi mesa,
no extiendas tu mirada hacia mis libros,
no deslices tus dedos hacia mis páginas,
ni intentes mover los labios.
Cuando el latido de tu corazón
lance la undívaga curva.
Deja inmóvil tu cuerpo
Si vienes hacia mí
tranquiliza el alboroto de tus pasos,
congela esa llamarada de tus ojos.
Nada me ofrezcas alrededor de ti,
hay un mar sin umbrales,
crece la inmensidad del infinito.
Quisiera recorrerte en un segundo,
como a un trozo de música,
y arrebatar, en un solo movimiento,
toda la partitura.
Pero no te me acerques ahora.
Estoy a oscuras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario