Tienes un asombroso parecido con las heroínas de la historia
con la doncella agonizante de la ópera
que, al recibir el beso de su príncipe, adorado
resucita
y con la reina que camina al patíbulo
y antes de ser degollada, en el preciso instante
en el minuto mismo de su horrendo martirio,
un rayo cruza por el cielo
y, matando al verdugo
deja tu larga cabellera al viento
y tu sonrisa falsa para el mundo.
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