Yo llegaré a tu boca
tras un largo camino,
porque primero arrojaré mis ínfulas,
mi orgullo,
mi condición
sobre tus pies desnudos.
Y besaré las manos heladas
y las uñas húmedas,
el arco de tus piernas,
la estructura redonda de las pantorillas.
Yo llegaré a tu boca
sin apuro, sumisa.
Empaparé tu piel
con mi saliva
y, lentamente
en un deseo sin lujuria,
caminaré por horas
tus senderos ocultos.
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